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jueves, 2 de febrero de 2012

Inmaculada Concepción de la Virgen María

"DE MARÍA... ¡NUNCA BASTANTE!"

Estas palabras, dichas por el gran San Bernardo, el amado de María, nos abren un poco el entendimiento para comprender que en un blog de Carmelitas Descalzas, no se puede pretender hacer grandes digresiones sobre la grandeza y plenitud de gracia que tiene Ntra. Madre Santísima, desde el mismo instante de su Concepción, libre del pecado original por beneplácito de Dios, que adelantó los méritos de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de su Hijo, para otorgarle a Su Madre el privilegio único de ser la primera redimida, pues debía ser Madre del Verbo, Theòtokos, y Corredentora de la Humanidad caída.
"Doctores tiene la Iglesia", diría Ntra. Madre Sta. Teresa, que sabrán explicarles mariología y teología a los que deseen estudiar sobre estos temas.
A nosotras, pobres monjas Carmelitas, nos toca adorar el misterio y, en este pequeño espacio del blog comunitario, darles a conocer algo de lo que nos enorgullecemos en nuestra familia: ser hijas y hermanas de tan gran Emperatriz del Cielo. Y explicarles brevemente el amor de estas almas consagradas a Su Stma. Madre, a lo largo de más de cuatro siglos de existencia de nuestra Comunidad.
Desde 1615 la Comunidad, siguiendo el ejemplo de Ntra. Sta. Madre Teresa de Jesús, eligió a la Inmaculada Madre de Dios como Priora perpetua del Monasterio. La elección canónica se hizo en toda regla, con la asistencia del Vicario Episcopal de Toledo, a cuya Diócesis pertenecíamos antes. Desde el mismo momento de la erección de la Comunidad en 1591, ésta fue puesta bajo el Patronato de la Inmaculada Concepción de la Virgen; de aquí el nombre de Nuestra Señora de las Vírgenes.
Pero, es desde la fecha de la elección de Priora perpetua que la Comunidad renueva cada año lo que llamamos "el Patronato". En él, la Priora renueva las promesas de todas las hermanas a la Stma. Virgen que, aunque por la Profesión Religiosa ya nos encontramos consagradas a Ella, en virtud de este patronato prometemos defender con nuestras propias vidas, si fuera necesario, su prerrogativa de Inmaculada: antes, durante y después del parto.
Hay que resaltar que, cuando las primeras hermanas prometieron esta defensa aún faltaban siglos para ser proclamado y definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen Santísima por Pío IX, el 8 de Diciembre de 1854 en su bula Ineffabilis Deus.
En el "Patronato" además se promete a Nuestra Madre Santísima que se celebrarán con toda Solemnidad todas sus fiestas, cantando en su honor la Santa Misa. Especialmente se le promete celebrar con el mayor decoro y amor nueve fiestas: su Natividad el día 8 de Septiembre, su Presentación en el Templo, su Maternidad Divina el día 1 de Enero, etc.
Del mismo modo, se promete que todas las hermanas de nuestra Comunidad llevarán el nombre bendito de MARÍA unido al propio, bien delante o detrás del que tengan de pila o de religión, a fin de honrar con ello su memoria, que debe estar siempre en nuestra mente y en nuestro corazón.
Y en este acto además se le renueva la elección de Priora Perpetua de la Comunidad, dejando constancia de nuestra plena voluntad de que sea Ella quien nos dirija, guíe y proteja; por lo cual, la Priora elegida en el tiempo no será más que Vicaria de la Madre de Dios, y a Ella debemos nuestra consagración plena y total, para que por sus benditas manos pasen todas nuestras obras y el cumplimiento de nuestros Votos Religiosos a Dios, nuestro Señor.
En fin, con todo ello se quiere reafirmar el perpetuo servicio y consagración , a la manera de esclavitud mariana, de todas las Carmelitas Descalzas de Ntra. Señora de las Vírgenes, a la Madre y Hermosura del Carmelo, a lo largo de todos los siglos y para mayor gloria y honra de Dios.


También en dicho Patronato, que se conmemora todos los años el día 8 de Diciembre, se vuelve a renovar la elección de copatrones de la Comunidad. Son tres los grandes auxilios que la Comunidad eligió y a los cuales se les tiene gran veneración y amor, procurando emular sus virtudes para mejor celebrar sus fiestas: el Arcángel San Miguel, nuestro padre y señor San José y nuestra madre Santa Teresa de Jesús. Ellos son los encargados de velar por nuestra casa y por todos los miembros que vivimos en ella, para que siguiendo con fidelidad sus pasos, seamos más gratas a Dios y consigamos mejor el objetivo para el cual nos llamó el Señor con esta privilegiada vocación: la santificación de los Sacerdotes y la salvación de las almas. 

Ellos serán los que nos enseñen el mejor camino para servir al Señor como Carmelitas Descalzas, hijas verdaderas de Santa Teresa de Jesús y seguidoras de su espiritualidad en el siglo XXI.
La fiel custodia de nuestros patronos nos hacen presagiar que en esta casa siempre morará la honra y gloria de Dios por encima de cualquier cosa criada. A esto deben estar determinadas todas las almas que se sientan llamadas a compartir con nosotras la dicha tan grande de servir a Dios y a Nuestra Stma. Madre del Carmen en este Carmelo de Iriépal, en la Alcarria de España, de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, a la que nos sentimos muy orgullosas de pertenecer y servir en el silencio y la oración, en la austeridad y la generosa penitencia.