NUESTROS TRABAJOS

BENDICIÓN STMO. CRISTO

RETABLO CERÁMICO. EJECUCIÓN

SANTA TERESA Y SU ORACIÓN

5º CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE STA. TERESA DE JESÚS 2015

IGUAL DE VÁLIDAS SIGUEN SIENDO HOY ESTAS PALABRAS DEL YA BEATO JUAN PABLO II. SIGUE VELANDO POR NOSOTRAS, STO. PADRE

martes, 5 de enero de 2016

Hoy, día 6 de Enero del 2016, en que celebramos la Epifanía del Señor, nuestra Comunidad cumple su 425 aniversario. Fue fundada en 1591, apenas 9 años después del encuentro definitivo de Ntra. Sta. Madre Teresa de Jesús con el Esposo Cristo, en la ciudad de Guadalajara por nuestras Madres Carmelitas de Sta. Ana de Madrid, a instancias del Excmo. Monseñor Girón de Loaysa y con la aprobación del entonces Prepósito General de la Orden, el tan polémico Padre Nicolás Doria.
El Mons. Loaysa se entrevistó con la Santa en su viaje a Madrid y le pidió dicha fundación, pues tenía en mucha estima el espíritu que ella había imprimido a sus palomarcicos, y le dijo quería que fueran sus monjas y no otras, las que se ocuparan de la formación humana y espiritual de las doncellas nobles que hubieran en la ciudad. A la Santa le gustó la idea y dió su aprobación, ya que ella misma tenía en sus Conventos a algunas niñas, como su sobrina o la hermana del Padre Gracián, que luego serían buenas Carmelitas.
Las monjas no perderían en absoluto nada de su vida retirada y de clausura. Más bien eran las jóvenes las que vivían en una semiclausura, que hoy día no sería ni comprendida ni aceptada por sus propios padres. En aquella época, no sólo lo aceptaban, sino que las familias nobles lo solicitaban, para la buena formación de sus hijas.
En estos 425 años de andadura este Carmelo Teresiano ha acogido a numerosas jóvenes que, deseosas de seguir las huellas de la monja andariega y mística, se han santificado amando a Jesucristo por encima de todo, incluso de sí mismas.
Hoy día, la Comunidad pasa, como muchas otras Comunidades de Vida Contemplativa o Activa, la gran pobreza de la escasez de vocaciones. Pero, confiamos en Dios, que hará surgir almas entregadas y fervientes, amantes de Nuestro Señor, como hizo brotar agua de la roca en medio del desierto, cuando el pueblo de Israel andaba su éxodo, hacia la tierra prometida, guiados por la mano de Moisés. Así también, en este desierto de catolicísmo, lleno de serpientes venenosas que quieren imponer un laicísmo intransigente y una dictadura relativista y atea, Dios mismo saldrá por su honra y por la gloria de su Nombre. "No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu Nombre da la gloria" A esta generación nuestra, de la que formamos parte en lo bueno y en lo malo, también Jesús la podría calificar de "malvada y pervertida", como hizo con la suya, la del tiempo y lugar que le tocó vivir entre nosotros. Mas, llena de gozo contemplar que, en aquella hora también el Omnipotente creó el alma más hermosa y la única inmaculada de la estirpe humana, desde el pecado de nuestros primeros padres: la Santísima Virgen, Madre del mismo Dios,
Ella había sido destinada por Dios, desde el mismo instante en que el hombre se vió caído y en desgracia, para ser la Madre del Redentor, la Madre de la Divina Gracia y de la Misericordia expresada. Tan grave fue la ofensa que el hombre hizo a Dios, que sólo Dios mismo podía repararla. El Eterno, la Sabiduría increada, diseñó en un instante su plan de salvación, y para ello pensó (si se puede decir así hablando de Dios) y amó a LA MUJER, que aplastaría la cabeza de la infernal y mentirosa serpiente. En su presciencia Dios ya sabía que el hombre pecaría y que necesitaría ser redimido  de su pecado. Por eso, desde toda la eternidad dispuso crear a la que iba a ser su verdadera Madre, pues engendraría y daría a luz a la única Persona Divina del Hijo, que es Dios de Dios y Luz de Luz, con el Padre y el Espíritu Santo. ¿Cómo habría de ser la criatura, destinada por El mismo para ser su Madre en el tiempo, siendo así que convenía fuese tan perfecta y libre de pecado como el mismo Dios que había de nacer de sus entrañas purísimas? Ya muchos santos padres en la Iglesia han cantado las maravillas que el Todopoderoso realizó en su Santa Madre Virgen, pero (como hace unos días nos escribió nuestro querido Vicario Episcopal, D. Angel Moreno) es muy consolador para la humanidad entera contemplarse representada en la Purísima Virgen, Madre de Dios, para tratar íntimamente, con una intimidad única y maternal, con el Verbo encarnado en ese Niño nacido en Belén, por el Amor Misericordioso de Dios hacia cada uno de nosotros, los hombres.
En este año de gracia jubilar que ha instituido Su Santidad, el Papa Francisco, en honor de la Misericordia, podemos y debemos meditar y contemplar mucho estas verdades de nuestra FE. Cuando algunos nos la quieren arrancar con mentiras, como hizo Satán en el Edén, practiquemos más intensamente la oración y contemplemos esta Misericordia de Dios, que se encarna en "una carne de pecado como la nuestra" para redimirnos del pecado, deseoso de llevarnos al Cielo, a aquella intimidad de Amor en que formemos parte de su misma Divinidad, de su familia. Confiemos, con audacia amorosa, en este Dios, rico en Misericordia, y roguémosle que nos inunde el alma de la suave dulzura y bondad con que El nos trata, para que así nuestro qué hacer con todas las criaturas, especialmente con el hombre caído, sea transparencia de su Amor Divino por cada uno de nosotros. Dejémonos seducir y cautivar por este Amante Divino, lleno de Misericordia, o mejor dicho, que es Misericordia, y no miremos más ni nuestros propios pecados ni las miserias que nos puedan rodear. Miremos sólo al Amor, a la Misericordia Divina, que late en ese pequeño pecho infantil, y dejémonos mirar por El, porque ya dijo nuestro padre S. Juan de la Cruz que "el mirar de Dios es Amar"... ".... y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de su Hermosura" Amén.

martes, 1 de diciembre de 2015

EL SILENCIO DEL ADVIENTO




El tiempo de Navidad está anunciado por un Adviento donde la moderación y el relativo silencio de los instrumentos musicales en la liturgia son signos de la humilde espera del Salvador, de la plena alegría de su nacimiento.

El Verbo se hace carne y lo contemplamos niño:“infans”, en latín, lo que significa literalmente “que no habla”. La Palabra no sabe hablar. El silencio de Dios invita a la contemplación, a la admiración, a la adoración. El Verbo se ha abreviado, dicen los Padres de la Iglesia: el Hijo de Dios se ha hecho pequeño para que la Palabra esté a nuestro alcance, signo silencioso y tierno que pide amor.

La liturgia extiende ese silencio a la naturaleza entera. “Cuando un sereno silencio lo envolvía todo y la noche estaba a la mitad de su curso”, reza el libro de la Sabiduría, bajó a la tierra “desde el Cielo tu omnipotente Palabra” (Sb 18, 14-15). La aplicación de ese texto al nacimiento de Jesús se remonta probablemente al judeocristianismo, es decir en los primeros tiempos de la Iglesia.

María, y José, el silencioso, volverán a Nazaret: treinta años de silencio de Jesús. Vendrá la vida pública, e incluso un día Cristo callará ante Herodes “con un divino silencio” Isaías había profetizado: “En el silencio y en la esperanza residirá vuestra fortaleza” En palabras de Francisco, “poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias: «[…] Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lm3,26)”

Un poeta francés dice que los pensamientos son pájaros que cantan solo cuando están en el árbol del silencio. El cristiano piensa y reza: “Días de silencio y de gracia intensa... Oración cara a cara con Dios...”

El silencio respira paz, humildad, descanso, serenidad, e incluso eficacia; permite el recogimiento. Elías escuchó a Dios en “un susurro de brisa suave”, literalmente en “la voz de un fino silencio” (1R 19,12), que expresaba la intimidad de una conversación.

Hacen falta tiempos de “silencio interior” “Dios habla en el silencio del corazón. […] El fruto de ese silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio es la paz. Porque la paz proviene de quien siembra el amor transformándolo en acción” (Bta. Teresa de Calcuta) 

El silencio lleva a ser atento con los demás y refuerza la fraternidad. El Evangelio pide, como recuerda el papa Francisco, “un ejercicio perenne de empatía, de escucha del sufrimiento y de la esperanza del otro”[16]. La ternura de Dios hace nuestro corazón sensible, cercano. Nos abre a los demás y descubrimos, en palabras de san Josemaría, “personas que necesitan ayuda, caridad y cariño” En un tiempo donde parece que tenemos que llenar todo nuestro día de iniciativas, de actividades, de ruido, es bueno hacer silencio fuera y dentro de nosotros para poder escuchar la voz de Dios y la del prójimo.

Cada Adviento evoca la espera gozosa de la segunda venida del Señor. Cuando se abre el séptimo sello del Apocalipsis, se hace un silencio en el cielo (Ap 8, 1) que nos prepara al misterio trinitario. Calla el cielo porque reza, en humilde espera de la manifestación de Dios. Como dice el Pseudo-Dionisio, veneramos en respetuoso silencio lo inefable de Dios: adoramos.


(Tomado de una meditacion de Guillaume Derville. Cf. http://opusdei.es/es-es/article/un-tierno-silencio-de-navidad/ )

lunes, 2 de noviembre de 2015

RETABLO CERÁMICO


También en el marco del V Centenario del Nacimiento de nuestra Madre Santa Teresa, quisimos dejar constancia en el exterior, para todas aquellas personas que se acercan a nuestra casa, por distintos motivos, pero que no pasan a la Capilla. Para que todos sepan que entran a un recinto consagrado particularmente a la Madre de Dios del Monte Carmelo, nos pusimos en contacto con un artista de la cerámica, que había hecho el retablo de nuestros Padres Carmelitas de Córdoba, D. Antonio Linares, y le pedimos presupuesto. Nos pareció un muy buen precio y nos encantó su manera de tratar los retablos cerámicos, a la antigua usanza, una vez conocida casi toda su extensa obra.
Por medio de las nuevas tecnologías nos iba poniendo al día de lo que iba trazando en el papel y nosotras fuimos indicándole cómo queríamos que fuera y los elementos de los que se compondría.
Una vez aprobado el boceto comenzó su obra y en la imagen superior pueden contemplar cómo luce.

EL ARTISTA

Nace en Villamartín (Cádiz) el 21 de Mayo de 1958. Cursa Derecho en Sevilla, abandonando en el tercer curso para matricularse en la cercana Escuela de Artes y Oficios del Pabellón de Chile. Tras finalizar su formación artística vuelve a su localidad natal donde en 1982 pone en marcha la escuela taller municipal de cerámica, que imparte enseñanzas a un promedio de cien alumnos por año. Decanta su actividad particular hacia la ejecución de retablos con imágenes religiosas para numerosos puntos de la geografía andaluza e incluso otras regiones.
Es muy de agradecer a D. Antonio que se desplazara desde su taller, en su coche particular, para traer el retablo sin que sufriera ningún daño, y supervisar así la colocación en la pared que da a nuestro locutorio. Según nos dijo, en su larga experiencia ha visto que los pegamentos actuales no dan el resultado satisfactorio para este tipo de retablos; hay que pegarlos a la pared, tras una buena preparación de la misma, con arena, cal y cemento, como se ha hecho siempre. Así no habrá problema alguno ni caídas fortuitas como le ha ocurrido ya en algún sitio.

Los encargados de llevar a cabo el trabajo fueron Alfredo y Javier, de la empresa Artehormigón, que nos habían ayudado, hace unos años, a quitar las humedades y el frío de la Iglesia. Unos verdaderos profesionales y unas bellísimas personas, que todo lo han hecho bien y no nos han dado trabajo alguno. Nos han dejado una Capilla digna, recogida y acogedora.

Regresando al retablo cerámico de Ntra. Madre Stma. del Carmen, copia de la imagen que tenemos presidiendo el de la Iglesia, fue  bendecido por el que entonces era nuestro querido Capellán, D. Lucas de la Villa, estando presente el artista y los fieles más asiduos de esta casa.

Añadir sólo que ha sido una año de gracias incontables, que en la Iglesia universal ha estado unido al año dedicado por Su Santidad, el Papa Francisco, a la Vida Consagrada, y en el Carmelo a dar culto y extender la doctrina de nuestra Madre Santa Teresa de Jesús. Deseamos y esperamos que dicha doctrina haya llegado a multitud de corazones y nos haya transformado, para ser mejores cristianos y, en palabras de la santa, ""amigos fuertes de Dios".





viernes, 30 de octubre de 2015

SANTÍSIMO CRISTO DE LA DULCE MUERTE




Stmo. Cristo de la Dulce Muerte
Carmelitas Dzas. de Iriépal


Con motivo del 5º Centenario del Nacimiento de nuestra Madre Santa Teresa de Jesús, la Comunidad ha querido dejar constancia histórica e iconográfica de este evento, a las generaciones futuras y, a la vez, responder con ello a la llamada a la nueva evangelización, que el Santo Padre Benedicto XVI y su sucesor el Papa Francisco han hecho a toda la Iglesia.

¿Qué mejor manera, sin salirnos de nuestra vocación contemplativa y en esta era de la imagen y de la comunicación, que volver a utilizar la imaginería religiosa para llegar al alma de los hombres y exponerles la buena nueva del Evangelio de Cristo?

Para ello, fuimos ahorrando de los donativos de bienhechores y amigos. Al fin, y gracias a las nuevas tecnologías, conocimos al escultor que queríamos realizase para nosotras la obra, D. Francisco Romero Zafra. Nos pusimos en contacto y le explicamos lo que deseábamos: un Santo Cristo de talla a tamaño natural, en cedro y policromado totalmente. Confiamos en el artista y dejamos libre su imaginación, con la única exigencia que el Santo Cristo debía mostrar bien a las claras el Amor de Jesucristo, entregando su Vida por nosotros en la cruz, y el momento justo tras entregar dulcemente, es decir, con total mansedumbre y abandono, el Alma a su Padre, Dios eterno con El y el Santo Espíritu.

Realmente, podemos afirmar que Romero Zafra ha realizado una de sus más notables y valoradas obras, para nuestro Convento. Y a la vez, ha mostrado su calidad humana en darnos toda clase de facilidades de pago, incluido un descuento en el precio final para que pudiésemos disfrutar, en este Monasterio y en esta Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, de tan preciada imagen.

Ahora el artista, no sólo es uno de los que más han aportado a la obra, sino que se ha convertido en un entrañable amigo. Junto a él, ha habido muchos bienhechores anónimos que, a lo largo de varios años, nos han hecho posible la necesidad de tener "una imagen de Cristo Crucificado", para tenerle siempre presente durante la oración y la liturgia en la Capilla. 



Bien sabemos que, como dice la Santa Madre en el capítulo 26, 9 del Camino de Perfección, "bobería me parece dejar la misma persona por mirar el dibujo" (en acabando de comulgar o en el Santísimo Sacramento, en donde El está realmente presente). Mas, dejado eso fuera de toda discusión, también ella misma nos dice en la Relación o Cuenta de Conciencia 54: "Procurad traer una imagen o retrato de este Señor que sea a vuestro gusto, no para traerle en el seno y nunca mirarle, sino para hablar muchas veces con El" Y también es de todos conocido el momento en que "ante una imagen de Cristo muy llagado" se realizó su total conversión a Dios, nuestro Señor, pues..."era tan devota que, en mirándola toda me turbó" (V. 7, 2)

Todo esto que contamos es para darles a conocer los deseos que albergamos en nuestras almas al entronizar, con su bendición solemne, la imagen del Stmo. Cristo de la Dulce Muerte en el Presbiterio de nuestra capilla: la conversión de nuestras almas y del mundo entero al Amor de Dios entregado.

Dicha Bendición Solemne tuvo lugar el 28 de Septiembre del 2014 y fue presidida, como no podía ser de otro modo, por nuestro querido Vicario Episcopal para la Vida Consagrada, D. Angel Moreno Sancho, quien realizó la tesis doctoral sobre la Imagen de Cristo en Santa Teresa de Jesús. Así, su homilía era digna de transcribirla aquí íntegramente, para aquellos que no pudieron estar presentes. Pero, de momento, esto no me es posible. Lo que les puedo asegurar es que todos los fieles que acudieron quedaron impactados, no sólo por la imagen del Santo Cristo, sino por la preciosa reflexión que ante ella hizo nuestro Vicario. 



Damos gracias a Dios por todo y, desde este blog, también agradecemos a todos los que asistieron, a los que lo han hecho posible y a la Agrupación Muical del Stmo. Cristo del Amor y de la Paz, que quisieron acompañar el estreno con marchas procesionales, maravillosamente ejecutadas. Todo un derroche de arte en honor de Cristo Crucificado. El sea bendito por los siglos, Amén.


martes, 14 de julio de 2015

VOLVEMOS A PUBLICAR

En primer lugar, queremos pedir disculpas por no haber continuado las publicaciones de este blog. Motivos ajenos a nuestra voluntad, nos han tenido apartadas de este servicio, con el que sólo pretendemos dar cobertura mediática a la realidad de nuestra, cuatro veces centenaria Comunidad. Así mismo, dar a conocer los acontecimientos más relevantes que en ella se vayan sucediendo.

Sin más preámbulos, les pongo al día de todo brevemente. 

  1. Hemos tenido la alegría de recibir dos nuevas vocaciones, que son almas que desean amar a Cristo por encima de todo: de sí mismas, de la propia familia, de la misma vida.
  2. Hemos celebrado las Bodas de Oro de nuestras hermanas Mª Inés y Mª Henar, la de nuestra Madre Priora, Mª Antonia del Espíritu Santo, y las de Plata de nuestra Madre Supriora, María Amada. 
  3. Han entregado su alma a Dios, Nuestro Señor, dos hermanas mayores, Hna. Mª Micaela del Stmo. Sacramento y Hna. Mª Asunción de la Eucaristía, ambas de avanza edad y aquilatada virtud.
  4. Mención a parte merecería la Profesión Simple de Hna. Mª Teresa de Jesús y la Profesión Solemne de Hna. Mª del Carmen de la Eucaristía, pero el tiempo escasea y nos tenemos que ajustar a él, también en el convento.
Hna. Mª Teresa el 29-03-2014
H. Mª del Carmen el 23-10-2014

viernes, 24 de agosto de 2012

450 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE SAN JOSÉ DE AVILA Y LA REFORMA DE SANTA TERESA

Hoy celebramos en toda la Orden la fundación de San José de Ávila, el primer palomarcico descalzo, fundado por nuestra Madre Santa Teresa de Jesús, el 24 de agosto de 1562.

Inspiración directa de Nuestro Señor a la Santa, para intentar reparar los estragos, que los protestantes hacían al pueblo cristiano, con sus divisiones de la cabeza visible de la Iglesia.

"Como me vi mujer y ruin e imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor, y toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios, que nunca falta en ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo; y que siendo tales cuales yo las pintaba en mis deseos...., ocupadas en oración por los que son defendedores de la Iglesia y predicadores y letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este Señor mío, que tan apretado le traen a los que ha hecho tanto bien, que parece le querrían tornar ahora a la cruz estos traidores y que no tuviese adonde reclinar la cabeza" (C.P. 1, 2)

Como podemos ver, no hay carisma en la Iglesia que sea más áctual que éste. A poco que miremos, veremos muchos nuevos herejes dentro de nuestros mismos muros, seducidos por una vida materialista, hedonista y sin sentido de sacralidad ni fe. Dios ha pasado de moda para muchos, pero las hijas de Santa Teresa seguimos queriendo tenerlo en el centro de nuestras vidas; por eso, hoy es un día muy grande para toda la Orden del Carmen Descalzo, en el cual inició su andadura tras las huellas de aquella seráfica virgen de Ávila, Teresa de Ahumada y Cepeda.

Queremos, como ella, seguir los pasos de Cristo Crucificado por amor: "Juntos andemos, Señor. Por donde fuéreis hemos de ir, por donde andárais hemos de andar"


Por eso, no es extraño que las Carmelitas y los Carmelitas Descalzos vivamos la misma suerte que vive Cristo en su actual vivencia Eucarística, que es la más real y cercana de Él que tenemos. El olvido, la incomprensión, las blasfemias, los sacrilegios, la indiferencia.... todo esto es el ajuar que hemos recibido de nuestro Esposo y lo vestimos o lo procuramos vestir, como su Madre Santísima, con santo orgullo y verdadera alegría, por recibir los ultrajes que nuestro Amado Señor recibe cada día. Esto es más propio de nuestra vocación que el ser alabadas y regaladas de las gentes del mundo, lo cual sería "harto contrario" al Amor, porque le habríamos dejado solo.


BODAS DE ORO DE NUESTRA MADRE PRIORA

Invitamos a todos los que quieran unirse a nuestra acción de gracias al Señor por otorgar a nuestra Rvda. Madre Mª Antonia, Priora de nuestra Comunidad, y en ella a toda la Santa Iglesia, estos 50 años de Profesión Religiosa en el Carmelo Descalzo. Es una gracia tan sobrenatural que, toda la eternidad nos parecerá corta para bendecir y alabar a Quien nos llamó y eligió, sin mérito propio alguno, a estarnos con Él, en la soledad y el silencio. Sea siempre alabado por sus misericordias y nos conceda muchos años más de convivencia con esta santa de nuestros tiempos, y hermanas que quieran seguir sus pasos y los del Señor y Ntra. Stma. Madre, la siempre Virgen María del Monte Carmelo.
Que Ellos les bendigan y pedimos una oración por el aumento de la santidad en la Iglesia y de las vocaciones Sacerdotales y Religiosas. Por supuesto, les rogamos, desde este blog mal hilvanado, rueguen al Señor acreciente los dones de su Santo Espíritu en el alma de nuestra Madre Priora. Dios les recompensará. 

ITE AD JOSEPH


"Ite ad Joseph"

SAN JOSÉ PARA NUESTRA MADRE SANTA TERESA DE JESÚS


Con nuestra Santa Madre Teresa de Jesús puede decirse que la devoción a San José en la Iglesia Santa tomó un nuevo y grandísimo vigor, como no había tenido hasta entonces.
Traemos aquí, para su meditación y conocimiento, una selección de textos escritos por la Santa sobre San José, padre legal de nuestro Señor Jesucristo, en cuanto hombre, y verdadero esposo de la Madre de Dios, la siempre virgen María. 



1.- Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (V 6,6).

Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide.

2.- Y esto lo han comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (V 6, 6)


3.- Procuraba yo celebrar su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque con buena intención (V 6, 7).

4.- Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido a nadie que le tenga verdadera devoción y le haga particulares servicios, que no lo vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan (V 6, 7).

5.- Creo que ya hace algunos años que el día de su fiesta le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si la petición va algo torcida, él la endereza para más bien mío (V 6, 7).

6.- Quien no hallare maestro que le enseñe a orar, tome a este glorioso Santo por maestro y no errará el camino. No quiera el Señor que haya yo errado atreviéndome a hablar de él; porque aunque publico que soy devota suya, en servirle y en imitarle siempre he fallado. Pues él hizo, como quien es, que yo pudiera levantarme y no estar tullida; y yo, como quien soy, usando mal de esta merced (V 6, 8).

7.- Un día, después de comulgar, Su Majestad me mandó con mucha insistencia que lo intentara con todas mis fuerzas, y me hizo grandes promesas de que se haría el monasterio, y que Dios se glorificaría mucho en él, y que su título fuese de san José, que él nos ampararía en una puerta y nuestra Señora en la otra (V 32, 11).

8.- Una vez estaba en un apuro del que no sabía cómo salir, pues no tenía dinero para pagar a unos albañiles, y se me apareció san José, mi verdadero padre y señor, y me dijo que no faltaría dinero y que los contratara; y así lo hice, sin un céntimo. Y el Señor de modo maravilloso que asombraba a los que lo oían, me proveyó (V 33, 12).

9.- Al glorioso san José no vi con tanta claridad, aunque vi muy bien que estaba allí, como en las visiones que he dicho que no se ven (V 33, 15).
10.- Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a Dios y sean devotas de san José, que puede mucho (Cc 28ª).

11.- Ya entonces yo oraba mucho a nuestro Señor, suplicándole que no me fuese sin dejarles casa (en Sevilla), y hacía que las hermanas se lo pidiesen y al glorioso san José, y hacíamos muchas procesiones (F 25, 3).

12.- Las hermanas habían pedido mucho a san José que para su día tuviese casa (en Burgos), y sin pensar que la tendrían tan pronto, se lo cumplió (F 31, 36).

13.- Los días primeros de pascua, u otros días de solemnidad, podrán cantar Laudes, en especial el día del glorioso de san José (Const 1, 3).

14.- Aunque tenga muchos santos por abogados, tengan particularmente a san José, que alcanza mucho de Dios (Av 65).

15.- No me hartaba de dar gracias a Dios y al glorioso Padre mío san José, que me pareció que él lo había traído, porque fray Pedro era Comisario General de la Custodia de san José, a quien me encomendaba mucho, y a nuestra Señora (V 3, 7)



El Carmelo Descalzo y San José

Por todo lo anteriormente expuesto no es de extrañar que la Reforma, a los ojos de la Santa Madre, tuviese por principal protector y patrono a nuestro amado San José.
Patriarca de la Fe, como un nuevo Abraham, y hombre de Dios y de profunda vida interior, era el más adecuado modelo para la  vida que la santa pretendía iniciar, o por mejor decir, dar continuación con sus cuatro primeras novicias el 24 de agosto del 1562. Por ello, el primer conventico que erigiera sería bajo la advocación de tan gran protector, S. José de Ávila, que hoy celebra su 450 aniversario, y si repasamos las advocaciones de nuestros conventos encontraremos que es la más numerosa, después de las advocaciones propiamente marianas. Así, S. José de Sevilla, San José de Guadalajara, San José de Batuecas, San José de Córdoba, San José de Pamplona, por nombrar sólo algunos.



BODAS DE ORO DE PROFESIÓN

El día 5 de agosto celebramos en la Comunidad el 50 aniversario de la Profesión de nuestra querida Hna. Mª Inés de la Virgen de la Fuente.

La ceremonia fue oficiada por nuestro hermano en el Carmelo, Padre Miguel Angel de la Madre de Dios, quien nos exhortó vivamente a seguir las huellas de nuestra Madre Sta. Teresa de Jesús, entregándole todo al Señor, sin dejar parte.
La Hermana renovó sus votos en manos de nuestra Madre Priora, Mª Antonia del Espíritu Santo, quien celebrará, Dios mediante, también sus Bodas de Oro de Profesión (pues son connovicias) el próximo día 27 de agosto.

Fue muy concurrida y festiva, tanto para los que nos acompañaron como para nosotras mismas. Demos muchas gracias a Dios, que sigue llamando a las jóvenes de hoy a seguir el camino de perfección fundado por Sta. Teresa, hoy hace 450 años, y pidámosle les dé la fe y el amor suficiente para seguir a Cristo Vivo, Rey de toda la Creación.

jueves, 2 de febrero de 2012

Inmaculada Concepción de la Virgen María

"DE MARÍA... ¡NUNCA BASTANTE!"

Estas palabras, dichas por el gran San Bernardo, el amado de María, nos abren un poco el entendimiento para comprender que en un blog de Carmelitas Descalzas, no se puede pretender hacer grandes digresiones sobre la grandeza y plenitud de gracia que tiene Ntra. Madre Santísima, desde el mismo instante de su Concepción, libre del pecado original por beneplácito de Dios, que adelantó los méritos de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de su Hijo, para otorgarle a Su Madre el privilegio único de ser la primera redimida, pues debía ser Madre del Verbo, Theòtokos, y Corredentora de la Humanidad caída.
"Doctores tiene la Iglesia", diría Ntra. Madre Sta. Teresa, que sabrán explicarles mariología y teología a los que deseen estudiar sobre estos temas.
A nosotras, pobres monjas Carmelitas, nos toca adorar el misterio y, en este pequeño espacio del blog comunitario, darles a conocer algo de lo que nos enorgullecemos en nuestra familia: ser hijas y hermanas de tan gran Emperatriz del Cielo. Y explicarles brevemente el amor de estas almas consagradas a Su Stma. Madre, a lo largo de más de cuatro siglos de existencia de nuestra Comunidad.
Desde 1615 la Comunidad, siguiendo el ejemplo de Ntra. Sta. Madre Teresa de Jesús, eligió a la Inmaculada Madre de Dios como Priora perpetua del Monasterio. La elección canónica se hizo en toda regla, con la asistencia del Vicario Episcopal de Toledo, a cuya Diócesis pertenecíamos antes. Desde el mismo momento de la erección de la Comunidad en 1591, ésta fue puesta bajo el Patronato de la Inmaculada Concepción de la Virgen; de aquí el nombre de Nuestra Señora de las Vírgenes.
Pero, es desde la fecha de la elección de Priora perpetua que la Comunidad renueva cada año lo que llamamos "el Patronato". En él, la Priora renueva las promesas de todas las hermanas a la Stma. Virgen que, aunque por la Profesión Religiosa ya nos encontramos consagradas a Ella, en virtud de este patronato prometemos defender con nuestras propias vidas, si fuera necesario, su prerrogativa de Inmaculada: antes, durante y después del parto.
Hay que resaltar que, cuando las primeras hermanas prometieron esta defensa aún faltaban siglos para ser proclamado y definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen Santísima por Pío IX, el 8 de Diciembre de 1854 en su bula Ineffabilis Deus.
En el "Patronato" además se promete a Nuestra Madre Santísima que se celebrarán con toda Solemnidad todas sus fiestas, cantando en su honor la Santa Misa. Especialmente se le promete celebrar con el mayor decoro y amor nueve fiestas: su Natividad el día 8 de Septiembre, su Presentación en el Templo, su Maternidad Divina el día 1 de Enero, etc.
Del mismo modo, se promete que todas las hermanas de nuestra Comunidad llevarán el nombre bendito de MARÍA unido al propio, bien delante o detrás del que tengan de pila o de religión, a fin de honrar con ello su memoria, que debe estar siempre en nuestra mente y en nuestro corazón.
Y en este acto además se le renueva la elección de Priora Perpetua de la Comunidad, dejando constancia de nuestra plena voluntad de que sea Ella quien nos dirija, guíe y proteja; por lo cual, la Priora elegida en el tiempo no será más que Vicaria de la Madre de Dios, y a Ella debemos nuestra consagración plena y total, para que por sus benditas manos pasen todas nuestras obras y el cumplimiento de nuestros Votos Religiosos a Dios, nuestro Señor.
En fin, con todo ello se quiere reafirmar el perpetuo servicio y consagración , a la manera de esclavitud mariana, de todas las Carmelitas Descalzas de Ntra. Señora de las Vírgenes, a la Madre y Hermosura del Carmelo, a lo largo de todos los siglos y para mayor gloria y honra de Dios.


También en dicho Patronato, que se conmemora todos los años el día 8 de Diciembre, se vuelve a renovar la elección de copatrones de la Comunidad. Son tres los grandes auxilios que la Comunidad eligió y a los cuales se les tiene gran veneración y amor, procurando emular sus virtudes para mejor celebrar sus fiestas: el Arcángel San Miguel, nuestro padre y señor San José y nuestra madre Santa Teresa de Jesús. Ellos son los encargados de velar por nuestra casa y por todos los miembros que vivimos en ella, para que siguiendo con fidelidad sus pasos, seamos más gratas a Dios y consigamos mejor el objetivo para el cual nos llamó el Señor con esta privilegiada vocación: la santificación de los Sacerdotes y la salvación de las almas. 

Ellos serán los que nos enseñen el mejor camino para servir al Señor como Carmelitas Descalzas, hijas verdaderas de Santa Teresa de Jesús y seguidoras de su espiritualidad en el siglo XXI.
La fiel custodia de nuestros patronos nos hacen presagiar que en esta casa siempre morará la honra y gloria de Dios por encima de cualquier cosa criada. A esto deben estar determinadas todas las almas que se sientan llamadas a compartir con nosotras la dicha tan grande de servir a Dios y a Nuestra Stma. Madre del Carmen en este Carmelo de Iriépal, en la Alcarria de España, de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, a la que nos sentimos muy orgullosas de pertenecer y servir en el silencio y la oración, en la austeridad y la generosa penitencia.

sábado, 26 de noviembre de 2011

1er.Domingo de Adviento

La palabra Adviento proviene del Latín, ad venire, que significa venir hacia. 
Realmente,se está perdiendo el sentido profundo de este Santo Tiempo, entre la apatía de demasiados cristianos y la gran tiranía del laicísmo vociferante, que quiere imponer a toda costa el relativismo moral y el ateísmo práctico como nuevas normas de conducta en una nueva humanidad sin Dios. De ahí, la pérdida casi absoluta, en nuestra sociedad moderna, del sentido verdadero y religioso de estas fiestas que comenzamos a preparar. A fuerza de imponer consumismo han hecho olvidar a muchos cristianos que ésta no es una fiesta pagana, una especie de vacaciones de invierno.
Dentro de unas semanas, el día 25 de Diciembre, se celebra el Nacimiento de Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, que tomó carne humana de las entrañas, siempre vírgenes e inmaculadas, de la Santísima Virgen María, desposada con José, de la tribu de David, en Belén de Judá.
Hay que recordarlo, una y otra vez, para que no se nos olvide ni perdamos el norte entre tanta baraúnda de juguetes y regalos; de vacaciones en la nieve o de comilonas exquisitas, en las que nadie sabe bien qué está celebrando.
Pero, además, este Tiempo de Adviento quiere recordar al cristiano y a todo hombre de buena voluntad que quiera recibir, sin prejuicios, lo que enseña la Santa Madre Iglesia Católica, que Cristo ha de volver al final de los tiempos, no ya en la pobreza y humildad del pesebre, sino en Gloria y Majestad, a juzgar las palabras, obras, deseos y omisiones de todos los corazones. Dicho así, algunos sentirán aún más temor de acercarse a Cristo y a su Iglesia. Nada más lejano de la realidad. El cristiano debe tener en su alma un continuo Adviento por el deseo ardiente de la venida del Señor; porque, ¿qué pueden significar nuestros pecados finitos ante su infinita Misericordia, siempre dispuesto a perdonar al que quiera ser perdonado? Entonces, ¿a qué tener miedo? Si ya nos enseña Sta. Teresita del Niño Jesús que, en Cristo, la Justicia no puede separarse de la Misericordia, ni ésta de la otra. Él conoce bien nuestra miseria, porque nos creó y luego la experimentó en Sí mismo, exactamente hecho igual a nosotros menos en el pecado, porque no puede pecar el que es la Santidad por esencia.
Dicho esto, lo normal en un fiel cristiano es, como decíamos arriba, vivir en continuo adviento, en continuas ansias de la llegada definitiva del Rey de reyes y Señor de todos los señores. Porque, hasta entonces, no será implantado completamente el Reino de Dios entre los hombres, y este Reino es el que da culmen a nuestro ser, a aquello para lo que fuimos creados y que todos, aunque por diversos caminos, anhelamos poseer: la felicidad. Entonces, todo ojo verá y toda inteligencia humana comprenderá, que la felicidad no es algo distinto de nosotros mismos, sino que nos vive dentro, porque la felicidad es DIOS y Él siempre nos habita, aunque no lo sintamos, cuando estamos en gracia y amistad con Él. E, incluso cuando queramos expulsarle de nosotros, no podremos del todo mientras vivimos, porque "en Él estamos, vivimos y somos". Separados de Él, en esta vida, moriríamos sin remedio y, lo que es peor si voluntariamente es querido y aceptado: viviríamos eterna muerte que no acaba.

De esta reflexión podemos sacar como consecuencia una muy clara decisión, o "determinada determinación", que diría nuestra Sta. Madre Teresa de Jesús, de renovar en nuestro interior el deseo y la petición de la esposa en el apocalipsis:



 "El Espíritu y la esposa dicen: ¡Ven, Señor Jesús! Y quien lo oiga diga: ¡Ven. Aleluya!" 

martes, 15 de noviembre de 2011

TODOS LOS SANTOS DEL CARMELO

Ayer celebrábamos en nuestra sagrada Orden la fiesta de Todos los Santos del Carmelo. Se trata de festejar y acordarnos de todos aquellos hermanos y hermanas nuestros, que vistieron el mismo Habito de la Stma. Virgen del Carmen y que, sin ser propuestos como modelos por la Iglesia, otorgándoles la canonización, gozan ya en el Cielo del premio merecido por sus vidas entregadas a Cristo.
En la lectura segunda de Maitines se nos muestra el texto de la Sta. Madre Teresa de Jesús, que nos recuerda que venimos de una casta de santos padres, que vivieron en el Monte Carmelo en grandes estrecheces, en gran soledad y desprecio del mundo. No podemos ni debemos olvidar nuestros orígenes: que siendo grandes guerreros que habían dejado todo en sus respectivos países, aventurándose para salvar la Tierra Santa de la herejía, lucharon con los sarracenos por preservar la libertad de culto en la tierra bendecida por el nacimiento, muerte y resurrección de Jesucristo, y por defender a los cristianos que peregrinaban hasta ella.
Fueron vendidos, derrotados, expoliados sus bienes y expulsados de la Tierra Santa, que habían defendido con su sangre y con sus vidas. Eran los Caballeros Cruzados. Y entre ellos los monjes guerreros del Temple, cuya historia hay que estudiar desde la mentalidad de la época y sin dejarnos llevar por los actuales prejuicios que nos hacen ver como sanguinarios a los que tal vez fueran héroes de nuestra historia y defensores de la Fe en Cristo. Hoy, con nuestra mentalidad moderna, no debemos juzgar sus hechos, pero sí mirar las vidas de muchos de ellos que, una vez derrotados, no dejan aquella bendita Tierra, sino que se adentran en el Monte Carmelo y erigen una preciosa capillita a la Stma. Virgen María, en el lugar donde se encontraba la fuente del profeta Elías, cuyo espíritu de celo abrasador pretendían imitar. 
Era comprensible que el espíritu guerrero de estos hombres encontrase en S. Elías el inspirador de una vida completamente centrada en Dios y en la contemplación de su misterio. Al profeta, como a ellos, Dios mismo le había preguntado, revelándose en una suave brisa (tras la tormenta, el fuego o el terremoto que ellos mismos habían también experimentado en el fragor de las batallas): 
-"¿Qué te trae por aquí, Elías?"
A lo que el profeta, y con él sus seguidores antiguos caballeros cruzados, responden:

-"Me consume el celo por el Señor, Dios de los Ejércitos"

Este mismo espíritu, guerrero y ardiente, han tenido todos los Carmelitas que hoy llenan los coros de los Cielos. Aprendieron, en aquellas soledades, a amar a la Señora, a contemplar a Dios en la belleza del Carmelo y a guerrear, no ya contra los sarracenos, sino contra sí mismos, dominando sus propios apetitos, sus propias tentaciones y sus bajos instintos. Comprendieron entonces, que habían actuado con soberbia desmesurada y Dios había permitido la más cruel y abyecta de las derrotas, para que en el sufrimiento aprendiesen la humildad y la obediencia, lo mismo que aprendió su Maestro. Comprendieron que ya sólo tenían un Rey, Cristo, y un Reino, el de los Cielos. Por ellos lucharían y por ellos morirían, en las laderas del Carmelo, amando sólo a la enamorada de sus almas: la Madre de Dios, Santa María del Carmelo.
Todos nuestros hermanos, que han vestido la librea del Santo Escapulario del Carmen, han querido y sabido honrar con sus vidas a tan buena Madre. La han venerado imitando sus virtudes domésticas, día a día, sabiendo que con ello no quitaban nada al Hijo; muy al contrario, honraban al Hijo en la Madre, pues le obedecían a Él, que en su testamento del Gólgota nos encomendó la tomásemos como Madre nuestra en la persona de San Juan, que allí nos representaba a todos.
Nuestros santos hermanos, que un día fueron peregrinos como nosotros, amaron la soledad y el silencio, que les acercó a Dios. Amaron aquella tierra del Carmelo, que ahora se hace extensiva a cada uno de nuestros Monasterios, porque de ella la Santísima Virgen los alimentó con los mejores frutos de la contemplación divina. Amaron y se apasionaron por el olvido de todo lo creado, para servir únicamente al Creador y Señor de todo lo que existe.

Amaron la humildad y la pobreza, en que vivieron el Hijo de Dios y su bendita Madre, la Virgen. Amaron la pureza de corazón, alimentada por la caridad fraterna, la verdad, la lealtad y la nobleza de espíritu que siempre les distinguiría.
Y tuvieron presentes, para ponerlas por obra, las palabras de nuestra Santa Madre: "Siempre habían de mirar que son cimientos de los que están por venir. Porque si ahora los que vivimos no hubiésemos caído de lo que los pasados, y los que viniesen después de nosotros hiciesen otro tanto, siempre estaría firme el edificio."
"Pongan siempre los ojos en la casta de donde venimos; ¡qué de santos tenemos en el Cielo que trajeron este hábito! Tomemos una santa presunción, con el favor de Dios, de ser nosotros como ellos. Poco durará la batalla y el fin es eterno."   

jueves, 29 de septiembre de 2011

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE SOBRE STA. TERESITA DEL NIÑO JESÚS. DOCTORA DE LA IGLESIA Y PATRONA DE LAS MISIONES.

Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.
"La santa más grande de los tiempos modernos" Pío XI




CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 6 de abril de 2011 (ZENIT.org / CCSG).- Catequesis del Santo Padre a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, durante la Audiencia General, continuando el ciclo de Doctores de la Iglesia.


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Queridos hermanos y hermanas:
Hoy querría hablaros de santa Teresa de Lisieux, Teresa del Niño Jesús y del Rostro Santo, que vivió en este mundo sólo 24 años, a finales del s.XIX, llevando una vida muy sencilla y oculta, pero que después de su muerte y de la publicación de sus escritos, se convirtió en una de las santas más conocidas y amadas. La “pequeña Teresa” no ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, los pequeños, los pobres, los que sufren, y que le rezan, pero también ha iluminado toda la Iglesia, con su profunda doctrina espiritual, hasta tal punto que el Venerable Juan Pablo II, en 1997, quiso darle el título de Doctora de la Iglesia, añadiéndolo el título de Patrona de las Misiones, que ya le otorgó Pío XI en 1939. Mi amado Predecesor la definió como “experta de la scientia amoris” (Novo Millennio ineunte, 27). Esta ciencia, que ve resplandecer en el amor toda la verdad de la fe, Teresa la expresa principalmente en el relato de su vida, publicado un año después de su muerte bajo el título de Historia de un alma. Es un libro que tuvo enseguida un enorme éxito, fue traducido a muchas lenguas y difundido en todo el mundo. Quisiera invitaros a redescubrir este pequeño-gran tesoro, ¡este luminoso comentario del Evangelio plenamente vivido! Historia de un alma, de hecho, ¡es una maravillosa historia de Amor, relatada con tal autenticidad, sencillez y frescura ante la que el lector no puede sino quedar fascinado! Sin embargo, ¿cuál es este Amor que ha colmado toda la vida de Teresa, desde la infancia hasta su muerte? Queridos amigos, este Amor tiene un Rostro, tiene un Nombre, ¡es Jesús!. La santa habla continuamente de Jesús. Recorramos, entonces, las grandes etapas de su vida, para entrar en el corazón de su doctrina.
Teresa nació el 2 de enero de 1873 en Alençon, un ciudad de Normandía, enFrancia. Era la última hija de Luis y Celia Martin, esposos y padres ejemplares, beatificados los dos el 19 de octubre de 2008. Tuvieron nueve hijos, de estos cuatro murieron en edad temprana. Quedaron cinco hijas, que se hicieron religiosas todas. Teresa, a los 4 años, quedó profundamente afectada por la muerte de su madre (Ms A, 13r). El padre junto a las hijas, se trasladó entonces a la ciudad de Lisieux, donde se desarrolló toda la vida de la santa. Más tarde Teresa, sufriendo una enfermedad nerviosa grave, se curó gracias a una gracia divina, que ella misma definió como “la sonrisa de la Virgen” (ibid., 29v-30v). Recibió la Primera Comunión, vivida intensamente (ibid., 35r), y puso a Jesús Eucaristía en el centro de su existencia.
La “Gracia de la Navidad” del 1886 marcó el punto de inflexión, lo que ella llamó su “completa conversión” (ibid., 44v-45r). De hecho, se curó totalmente de su hipersensibilidad infantil e inició una “carrera de gigante”. A la edad de 14 años, Teresa se acercó cada vez más, con gran fe, a Jesús Crucificado, y se tomó muy en serio el caso, aparentemente desesperado, de un criminal condenado a muerte e impenitente (ibid., 45v-46v). “Quería a toda costa impedirle que fuese al infierno”, escribió la Santa, con la certeza de que su oración lo habría puesto en contacto con la Sangre redentora de Jesús. Es su primera y fundamental experiencia de maternidad espiritual: “Tanta confianza tenía en la Misericordia Infinita de Jesús”, escribió. Con María Santísima, la joven Teresa ama, cree y espera con “un corazón de madre” (cfr PR 6/10r).
En noviembre de 1887, Teresa va de peregrinación a Roma junto a su padre y a su hermana Celina (ibid., 55v-67r). Para ella, el momento culminante es la Audiencia del Papa León XIII, al que pide el permiso de entrar, con apenas 15 años, en el Carmelo de Lisieux. Un año después, su deseo se realizó: se hace Carmelita, “para salvar las almas y rezar por los sacerdotes” (ibid., 69v). Al mismo tiempo, comienza la dolorosa y humillante enfermedad mental de su padre. Es un gran sufrimiento que conduce a Teresa a la contemplación del Rostro de Jesús en su Pasión (ibid., 71rv).
De esta manera, Su nombre de religiosa -sor Teresa del Niño Jesús y del Rostro Santo- expresa el programa de toda su vida, en la comunión con los Misterios centrales de la Encarnación y de la Redención. Su profesión religiosa, en la fiesta de la Natividad de María, el 8 de septiembre de 1890, es para ella un verdadero matrimonio espiritual en la “pequeñez” del Evangelio, caracterizada por el símbolo de la flor: “¡Qué bella fiesta la Natividad de María para convertirme en la esposa de Jesús!” -escribe-. Era la pequeña Virgen Santa de un día, que presentaba su pequeña flor al pequeño Jesús (ibid., 77r). Para Teresa, ser religiosa significa ser esposa de Jesús y madre de las almas (cfr Ms B, 2v). El mismo día, la santa escribió una oración que indica la orientación de su vida: pide al Jesús el don de su Amor infinito, de ser la más pequeña, y sobre todo pide la salvación de todos los hombres: “Que ningún alma se condene hoy” (Pr 2). De gran importancia es su Oferta al Amor Misericordioso, hecha en la fiesta de la Santísima Trinidad de 1985 (Ms A, 83v-84r; Pr 6): una ofrenda que Teresa comparte enseguida con sus hermanas siendo ya vicemaestra de novicias.
Diez años después de la “Gracia de Navidad”, en 1896, llega la “Gracia de Pascua”, que abre el último periodo de la vida de Teresa, con el inicio de su pasión profundamente unida a la Pasión de Jesús; se trata de la Pasión del cuerpo, con la enfermedad que la condujo a la muerte a través de grandes sufrimientos, pero sobre todo se trata de la pasión del alma, con una muy dolorosa prueba de la fe (Ms C, 4v-7v). Con María al lado de la Cruz de Jesús, Teresa vive ahora la fe más heroica, como luz en las tinieblas que le invaden el alma. La Carmelita tiene la conciencia de vivir esta gran prueba para la salvación de todos los ateos del mundo moderno, llamados por ella “hermanos”. Vivió, entonces, más intensamente el amor fraterno (8r-33v): hacia las hermanas de su comunidad , hacia sus dos hermanos espirituales misioneros, hacia los sacerdotes y todos los hombres, especialmente los más alejados. ¡Se convierte en una “hermana universal”! Su caridad amable y sonriente es la expresión de la alegría profunda cuyo secreto nos revela: “Jesús, mi alegría es amarte a Ti” (P 45/7). En este contexto de sufrimiento, viviendo el más grande amor en las más pequeñas cosas de la vida cotidiana, la santa lleva a su total cumplimiento, su vocación de ser el Amor en el Corazón de la Iglesia (cfr Ms B, 3v).
Teresa murió la noche del 30 de septiembre de 1897, pronunciando las sencillas palabras: ¡Dios mío, os amo!”, mirando el crucifijo que apretaba con sus manos. Estas últimas palabras de la santa son la clave de toda su doctrina, de su interpretación del Evangelio. El acto de amor, expresado en su último aliento, era como la respiración continua de su alma, como los latidos de su corazón. Las sencillas palabras: Jesús, te amo” son el centro de todos sus escritos. El acto de amor a Jesús la introduce en la Santísima Trinidad. Ella escribió: “Ah, tú lo sabes, Divino Jesús, Te amo,/ El espíritu de Amor me inflama con su fuego, /Y amándote a Ti, me atraigo al Padre” (P 17/2).
Queridos amigos, también nosotros con santa Teresa del Niño Jesús, debemos poder repetir cada día al Señor, que queremos vivir de amor a Él y a los demás, aprender en la escuela de los santos a amar de una forma auténtica y total. Teresa es uno de los “pequeños” del Evangelio que se dejan llevar por Dios en la profundidad de su Misterio. Una guía para todos, sobre todo para los que, en el Pueblo de Dios, desarrollan el ministerio de teólogosCon la humildad y la caridad, la fe y la esperanza, Teresa entra continuamente en el corazón de las Sagradas Escrituras que contiene el Misterio de Cristo. Y esta lectura de la Biblia, nutrida por la ciencia del amor, no se opone a la ciencia académica. La ciencia de los santos, de hecho, de la que ella habla en la última página de Historia de un alma, es la ciencia más alta: “Todos los santos la han entendido y en particular, quizás, aquellos que llenaron el universo con la irradiación de la doctrina evangélica. ¿No es quizás, por la oración que los Santos Pablo, Agustín, Juan de la Cruz, Tomás de Aquino, Francisco, Domingo y tantos otros ilustre Amigos de Dios obtuvieron esta ciencia divina que fascina a los genios más grandes?” (Ms C, 36r). Inseparable del Evangelio, la Eucaristía es para Teresa el Sacramento del Amor Divino que desciende hasta el extremo para levantarnos hasta Él. En su última Carta, la Santa escribe estas sencillas palabras sobre la imagen que representa Jesús Niño en la Hostia consagrada: “¡No puedo temer a un Dios que por mí se ha hecho tan pequeño! (…) ¡Yo lo amo! ¡De hecho, Él no es más que Amor y Misericordia!”(LT 266).
En el Evangelio, Teresa descubre sobre todo la Misericordia de Jesús, hasta el punto de afirmar: “¡Él me ha dado su Misericordia infinita, a través de ésta contemplo y adoro las demás perfecciones divinas! (…) Y entonces todas me parecen radiantes de amor, la Justicia misma (y quizás mucho más que cualquier otra), me parece revestida de amor”(Ms A, 84r). Así se expresa también en las últimas líneas de la Historia de un alma: “Apenas hojeo el Santo Evangelio, enseguida respiro el perfume de la vida de Jesús y sé hacia donde correr… No es al primer lugar, sino al último al que me dirijo… Sí lo siento, incluso si tuviese sobre la conciencia todos los pecados que se pueden cometer, iría con el corazón destrozado por el arrepentimiento, a lanzarme en los brazos de Jesús, porque sé cuanto ama al hijo pródigo que vuelve a Él” (Ms C, 36v-37r). “Confianza y Amor” son por tanto el punto final del relato de su vida, dos palabras que como faros, han iluminado todo su camino de santidad, para poder guiar a otros sobre su mismo“pequeño camino de confianza y amor”, de la infancia espiritual (cf Ms C, 2v-3r; LT 226). Confianza como la del niño que se abandona en las manos de Dios, inseparable por el compromiso fuerte, radical del verdadero amor, que es el don total de sí mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a María: “Amar es dar todo, y darse a sí mismo” (Perché ti amo, o Maria, P 54/22). Así teresa nos indica a todos nosotros que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al Amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Espíritu Santo, Su mismo amor por los demás.


SANTA TERESITA Y LOS PONTÍFICES DEL SIGLO XX Y XXI



1. LEÓN XIII (1878-1903)


Teresa, siendo aun adolescente, acudió personalmente a Roma el 20 de noviembre de 1887 para pedir a León XIII permiso para entrar en el Carmelo con sólo 15 años. Cuando apareció la “Historia de un Alma” en octubre de 1898, el Carmelo de Lisieux hizo llegar dos ejemplares a Roma. León XIII leyó y recomendó el libro a otros, e hizo saber a la priora del Carmelo que le había agradado el homenaje, llegando a escribir: “He tenido el mayor placer de mi vida leyendo la Historia de un Alma”.



2. S. PÍO X (1903-1914)

El 15 de marzo de 1907, el Papa recibió la edición francesa de la “Historia de un Alma” El regalo fue muy apreciado. En 1910 le ofrecieron la traducción italiana y escribió una carta autógrafa de agradecimiento a la Priora del Carmelo de Florencia, en la que decía: “Teresa ha florecido como un lirio, ha extendido su olor agradable y ha producido una floración extraordinaria de gracias divinas”. Antes de iniciarse el proceso de beatificación, en una audiencia pública, como respuesta a un obispo misionero que le regaló un cuadro de Teresa, exclamó: “He aquí la santa más grande de los tiempos modernos”. A quien le hizo notar que en su vida no había nada de extraordinario, el mismo Papa le respondió: “Esta extrema sencillez es precisamente lo que hay de más extraordinario y notable en esta alma. Abrid vuestra teología”.
A pesar de que las leyes canónicas exigían entonces un mínimo de 50 años desde la muerte de una persona, antes de iniciar el proceso de beatificación, Pío X lo puso en marcha. Poco antes de fallecer, el 10 de junio de 1914 dio su “visto bueno” favorable a la sentencia de la Sda. Congregación de Ritos que concluía el proceso Informativo y designaba la Comisión del Proceso Apostólico.

3. BENEDICTO XV (1914-1922)


El 14 de agosto de 1921 aprobó el decreto de Heroicidad de virtudes y, ante los componentes del Dicasterio romano, trazó un verdadero panegírico de la nueva bienaventurada tomando como eje de su intervención el “Camino de la santa Infancia”. Allí el Papa decía: “No hay persona que conozca un poco la vía de Teresita, que no se una a este camino de la infancia espiritual... (el cual) excluye, de hecho, el sentimiento de soberbia o de autosuficiencia, la presunción de alcanzar por medios humanos fines sobrenaturales y la engañosa veleidad de sentirse suficientes a la hora de la tentación o peligro. Por otra parte, supone una fe muy viva en la existencia de Dios y una confianza incondicional ante la divina Providencia de quien nos obtiene la gracia de evitar el mal y practicar el bien... (Teresa) no estuvo formada en grandes estudios humanos, sin embargo tuvo la ciencia tanto de vivir como de enseñar a otros este precioso camino de salvación”.

4. PÍO XI (1922-1939)

Los lazos que unieron a Pío XI con Teresa fueron muy profundos. El 11 de febrero de 1923, durante la promulgación del Decreto de aprobación de los milagros para la Beatificación, declaró a Teresa la “estrella” de su Pontificado, “milagro de virtudes y prodigio de milagros, verdadera flor de amor venida del cielo sobre la tierra, para maravillar al cielo y a la tierra”. El 30 de abril, al día siguiente de la beatificación de Teresita, el Santo Padre retomaba esta expresión: “Henos aquí a la luz de esta estrella -como a Nosotros nos gusta llamarla-, en quien la mano de Dios ha querido resplandecer, al comienzo de nuestro Pontificado, un presagio y una promesa de protección de la cual Nos tenemos ya dichosa experiencia”.
En el Decreto de Beatificación, escribe: “Teresa nos enseña la dulce y sincera humildad de corazón, la fidelidad total a los deberes de estado, sean los que sean y en la esfera que sean, en cualquier grado de la jerarquía humana en que Dios nos ha colocado, y nos mande a trabajar, la aceptación de todos los sacrificios, y el total abandono confiado en manos de Dios y, por encima de todo, la caridad verdadera, el real amor a Dios, la ternura verdadera por Jesucristo, respondiendo a la misma que El tuvo y que nos ha testimoniado. Tal es la lección que Teresita nos ofrece hoy, a fin de que podamos elevar nuestras aspiraciones a la perfección de la vida cristiana... Ella es una Palabra de Dios para el mundo de hoy”.
El 17 de mayo del Año Santo de 1925 canonizó a la Santita. Se pueden leer en la Bula de canonización palabras altamente elogiosas no sólo de su santidad sino también de la novedad de su doctrina: “La doctrina más importante de Teresa es la Infancia espiritual, que supone la más entera y filial confianza y lleva a la total entrega en manos del Padre Misericordioso, tan amado... Este Camino de la Infancia espiritual según el Evangelio, lo enseñó a las otras hermanas... y, luego, a través de sus escritos llenos de celo apostólico, enseñó el camino de la sencillez evangélica, con santo entusiasmo, a todo el mundo”.
El 14 de diciembre de 1927, en respuesta a una petición de numerosos obispos misioneros, declaró a Sta. Teresa “Patrona Universal de las Misiones”. El 11 de julio de 1937, el entonces cardenal Eugenio Pacelli, su legado, bendecía la Basílica de Lisieux, Pío XI se unía al acto y a la muchedumbre de peregrinos enviando un ferviente mensaje radiofónico.

5. PÍO XII (1939-1958)


Cuando aun era Secretario de Estado, Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, ya mantenía excelentes relaciones con Lisieux y nuestra Santa. Al bendecir su Basílica, como legado papal, dijo: “Teresa ha sabido trazar un camino nuevo. Su ciencia de las cosas divinas no la ha guardado para ella sola. Nos ha dicho claramente: Mi misión es hacer amar a Nuestro Padre, como yo le amo y enseñar mi pequeño camino a las almas. He aquí uno de los más maravillosos aspectos bajo los cuales aparece esta fisonomía tan atractiva de la pequeña carmelita, desde lo oculto de su convento da un ejemplo al mundo, a este siglo tan orgulloso de sus inventos y de su ciencia. Ella tiene una misión, tiene una doctrina. Pero su doctrina, como su persona, es humilde y sencilla, se encierra en dos palabras: infancia espiritual... Esta joven carmelita ha conquistado en menos de medio siglo numerosos discípulos. Grandes doctores de la ley se han hecho discípulos de su escuela, el Pastor Supremo la ha exaltado, y en este preciso momento hay desde un extremo al otro del mundo, millones de almas cuya vida interior ha sido transformada por la influencia benéfica de su libro Historia de un Alma”.
El 23 de marzo de 1938 el Cardenal Pacelli ponía en evidencia los lazos estrechos existentes entre la Santa y la vida sacerdotal, exhortando a los seminaristas a recurrir frecuentemente a su protección. Cuando llegó a ser papa, Pío XII, continuó manifestado su adhesión en numerosas ocasiones a la doctrina de Santa Teresita.
El 11 de julio de 1954, en un largo radiomensaje con ocasión de la consagración de la Basílica de Lisieux, después de hacer memoria del 11 de julio de 1937, cuando él mismo bendecía la Basílica, el Papa proseguía: “Si la Providencia nos ha permitido la extraordinaria difusión de su culto ¿acaso no es porque nos ha transmitido y nos transmite siempre un mensaje de admirable profundidad espiritual y un testimonio único de humildad, confianza y de amor?... En el seno de un mundo imbuido de sí mismo, de descubrimientos científicos y de virtuosidades técnicas... Teresa de Lisieux aparece con las manos vacías, sin fortuna, honor, influencia, eficacia temporal, nada que atraiga, nada que la aparte de Dios sólo y su Reino... Pero en desquite el Señor la introduce en su casa, le confía sus secretos. Y después de haber vivido silenciosa y oculta, ahora se dirige a toda la humanidad, a los ricos y a los pobres, a los grandes y a los humildes”.

6. JUAN XXIII (1958-63)

Teresa del Niño Jesús aparecía constantemente en sus declaraciones. Le gustaba mucho hablar de la relación entre Teresa de Avila y Teresa de Lisieux. Sirva de ejemplo su discurso en la audiencia del 16 de octubre de 1960: “Grande fue Teresa de Avila por haber afirmado de una manera espléndida el dinamismo de la santificación en la reforma del cristianismo; grande fue Teresa de Lisieux por haber, en su humildad, simplicidad y abnegación constante, cooperado en la empresa y trabajo de la gracia por el bien de innumerables fieles. A este propósito y, deseando dar una comparación adecuada, el santo Padre se complace en recordar cuántas veces ha tenido la posibilidad de mirar el puerto de Constantinopla. Enormes navíos cargados de mercancías llegaban y algunos en razón de su gran tonelaje no podían aproximarse al muelle. Así al lado de cada uno de estos navíos, se encontraban otros más pequeños. A simple vista parecían inútiles o secundarios, superfluos, pero, de hecho, eran los que hacían posible la descarga de mercancías de los grandes navíos hasta el muelle. Así, la doctrina de Teresa del Niño Jesús ayuda mucho a los fieles a comprender la doctrina y la santidad de la vida cristiana como la expresa la gran Teresa de Avila. Teresita cumple su misión de una forma más discreta, pero ¡cuán preciosa para que las almas puedan llegar a los misterios y riquezas de Dios!”.

7. PABLO VI (1963 -78)



Siempre afirmó que él le debía todo a Santa Teresita. Ella, antes de morir, había dicho que ofrecía sus últimos sufrimientos por los niños que serían bautizados en ese día. A él le gustaba recordar que fue bautizado mientras Santa Teresita fallecía, el 30 de septiembre de 1897. Las citas explícitas o implícitas a su doctrina y ejemplo se encuentran en casi todas sus intervenciones.
El 29 de diciembre de 1971 afirmaba: “Teresita de Lisieux nos ha enseñado el espíritu de la infancia espiritual, una de las corrientes espirituales más vivas de la actualidad; allí no hay nada de pueril o afectado. Procede de estas palabras de Jesús, paradójicas, pero siempre divinas: Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los Cielos. Los fundamentos evangélicos de esta espiritualidad no podrían estar mejor asegurados”.
Con ocasión del primer Centenario del nacimiento de Teresa (1873-1973) escribió una carta, en la que presentaba a la Santa como una “luz providencial” para los hombres de nuestro tiempo. “Muchos prueban duramente los límites de sus fuerzas físicas y morales; se sienten impotentes ante los inmensos problemas del mundo, del cual se sienten justamente solidarios. El trabajo diario parece aplastante, oscuro, inútil... El sentido de la vida puede no aparecer muy claro, el silencio de Dios, como se suele decir, parece hacerse opresor... A unos y a otros, Teresa del N.J. les enseña a no mirarse a sí mismos, sino a mirar y centrarse en el Amor misericordioso de Cristo, que es mucho más grande que nuestro corazón, y nos asocia a la ofrenda de su pasión y al dinamismo de su Vida. Puede enseñar a todos el Camino de la Infancia espiritual, que está en las antípodas de la puerilidad o el infantilismo, la pasividad o la tristeza... Exhortamos vivamente a todos los sacerdotes, educadores y predicadores, así como a los teólogos, a escrutar esta doctrina espiritual del Sta. Teresita del Niño Jesús”.

8. JUAN PABLO I (1978)


Escribió sobre ella en numerosas ocasiones mientras era Patriarca de Venecia y le dedicó una de las cartas más características de su libro “Ilustrísimos señores”







9. JUAN PABLO II (1978...)

Muchas han sido sus intervenciones recurriendo a la doctrina de Teresa de Lisieux. Poco después de su elección, decía a los peregrinos franceses: “Sin entrar vosotros en el Carmelo, tenéis una vida de laicos cristianos. A ejemplo de Santa Teresa, convertíos resueltamente a la oración y al espíritu misionero. Sí, organizad aun más vuestra vida diaria, semanal y mensual, para respirar a Dios, de cualquier forma, en el silencio, en la oración y meditación; incrementad vuestro ardor misionero”.
En 1980 pronunció en la Basílica de Lisieux una homilía memorable: “El Espíritu de Dios ha permitido a Teresa revelar directamente a todos los hombres el misterio fundamental, la realidad del Evangelio: el hecho de haber recibido el espíritu de hijo adoptivo que nos hace gritar ¡Abba!... ¿Qué verdad del mensaje evangélico es más fundamental y universal que ésta? ¡Dios es nuestro Padre, y nosotros somos hijos!... Cuando murió víctima de la tuberculosis, que largo tiempo atrás había incubado, era casi una niña. Nos has dejado el recuerdo de una niña. Fue una niña. Pero una niña confiada hasta el heroísmo”.
El pensamiento de Teresa de Lisieux aparece en los mensajes anuales de las Jornadas Misioneras Mundiales. En 1984 nos dice: “Santa Teresa del Niño Jesús, prisionera del Amor en el Convento del Carmelo, había deseado recorrer el mundo entero e implantar la cruz de Cristo en todo lugar. Ha concretizado el carácter universal y apostólico de sus deseos en el sufrimiento aceptado y en la ofrenda preciosa de ella misma como víctima al Amor misericordioso. Sufrimiento que alcanza su culmen y al mismo tiempo el más alto grado de fecundidad apostólica en el martirio del espíritu, en el tormento de la oscuridad de la fe, ofrecido de manera heroica, para obtener la luz de la fe para todos sus hermanos sumidos en las tinieblas”.
En el mensaje a los Jóvenes del Encuentro de París de 1997, el Papa escribía: “Teresa es una santa joven, que propone hoy un anuncio sencillo y sugestivo, lleno de maravillas y de gratitud: Dios es amor y cada persona es amada por Dios, y Dios Padre espera ser escuchado y amado por cada uno. Un mensaje que vosotros, jóvenes de hoy, estáis llamados a acoger y a gritarlo a otros jóvenes: Todo hombre es amado por Dios. Tal es el anuncio sencillo y transformante que la Iglesia desea dar al hombre de hoy”.
En el discurso de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud de París, el 22 de agosto de 1997, dijo: “En el momento de esta clausura tengo que evocar la figura de Teresa de Lisieux, que entró en la Vida justamente hace cien años. Esta joven carmelita fue totalmente poseída del Amor de Dios. Ella vivió radicalmente la ofrenda de sí misma en respuesta al Amor de Dios. En la sencillez de la vida diaria supo igualmente practicar el amor fraterno. A imitación de Jesús supo aceptar sentarse a los pies de los pecadores, sus hermanos para que fueran purificados por el amor, que a ella misma animaba, por el ardiente deseo de ver a todos los hombres esclarecidos por la luz de la fe. Teresa ha conocido el sufrimiento y la prueba en su fe pero ha permanecido fiel porque en su inteligencia espiritual ha sabido que Dios es justo y misericordioso; poseída sólo del amor recibido de Dios, mucho más que cualquier criatura puede proporcionar. Hasta el fin de la noche puso su esperanza sólo en Jesús, el Siervo Sufriente que entregó su vida por los pecadores... La enseñanza de Teresa, verdadera ciencia de amor, es la expresión luminosa de su conocimiento del misterio de Cristo y de su experiencia personal de la gracia; ayuda a los hombres y mujeres de hoy, y ayudará a los de mañana a percibir mejor los dones de Dios y a vivir la Buena Nueva de su Amor infinito... Respondiendo a numerosas encuestas y consultas, y después de cuidadosos estudios, tengo la alegría de anunciaros, que, el domingo de las misiones, 19 de octubre, y en la Basílica de S. Pedro de Roma, yo proclamaré a Sta. Teresa del Niño Jesús y de la santa Faz, Doctora de la Iglesia Universal. He querido anunciarlo solemnemente aquí, en este acto, porque Teresa es una santa joven y representa a nuestro tiempo y os conviene particularmente a vosotros los jóvenes: en la escuela del Evangelio ella os abre el camino de la madurez cristiana, os llama a una infinita generosidad, os invita a permanecer en el corazón de la Iglesia, y a ser los testigos y discípulos ardientes de Cristo”.
Con ocasión de esta proclamación del Doctorado de Teresa, Juan Pablo II publicó la Carta Apostólica “Divini Amoris Scientia”. En el curso de la Misa pronunció una homilía notable, subrayando la actualidad y universalidad del mensaje de la Santa: “Entre los doctores de la Iglesia, Teresa del N.J. y de la santa Faz es la más joven, pero su ardiente itinerario espiritual, tanta madurez en sus intuiciones de la fe expresadas en sus escritos, la hacen merecedora de tener un puesto entre los grandes maestros y doctores de la Iglesia... Su camino espiritual es en realidad muy exigente, como lo es el Evangelio. Pero es un camino penetrado del sentido de abandono confiado en el Padre, confiado a la misericordia divina, que hace más ligera la entrega espiritual, más rigurosa... Teresa de Lisieux es una Santa que permanece joven, a pesar de los años que pasen, y se propone como un modelo eminente y un guía para el camino cristiano de nuestro tiempo...”

Autor: P. EduardoSanz, ocd.